El jueves 10 de abril llegó a salas del país la ópera prima del director Sebastián Parra, Semilla del Desierto, ganadora de la Taiga de Plata en el Spirit of Fire International Film Festival de Rusia. Y que se estrena en el marco de la iniciativa Abril mes del cine colombiano.

Este coming of age (jóvenes entrando a la adultez) con toques de thriller,5 se ubica en un lugar casi apocalíptico y atemporal de la Guajira colombiana, allí seguimos a Caviche y Chelina, dos jóvenes con una historia de amor oculta a la que se suma un embarazo inesperado el cual desean interrumpir, por eso se ven obligados a entrar al mundo del contrabando de gasolina para poder pagar el procedimiento.

Sin duda lo más interesante de Semilla del Desierto es su apartado visual donde los espectadores sentimos la atmósfera sofocante de este mundo, esto gracias a su colorización en tonos rojizos-amarillos que transmiten lo seco del desierto y su acertado diseño de producción con escenarios decadentes, pero familiares. También, destacan los planos cerrados para acercarnos a los conflictos de los personajes, no obstante, esta decisión de estilo logra una gran pérdida de los paisajes envolventes de la Guajira.

Por otra parte, la consigna principal de Semilla del Desierto es la pérdida de la inocencia, evidenciada no solo con este embarazo adolescente que empuja a los personajes a salir de su zona de comfort, sino también presenciamos una sociedad de niños maleantes y corrompidos, supremamente interesante, lastimosamente ellos solo quedan como un vehículo para nuestros protagonistas y no podemos adentrarnos más a este mundo que pide a gritos un desarrollo más amplio.

Es así que, Semilla del Desierto no deja de ser una película interesante donde se invita a reflexionar sobre la educación sexual y protección de la juventud, adicional cumple su cometido al dejarnos deseando más de las subtramas, lo cual es un buen indicador del camino que está tomando el Cine Colombiano en las audiencias.